
Hola familia,
sí amigos, pasa el tiempo y parecía muerto este cuenta cuentos. y no pero casi. é un mondo dificile, felicitá a momenti. una breve recopilación de lugares en los que se ha podido superar (medio bien) el trance de parar a comer lo menos indigesto posible. incluso con abrazo fuerte.
el primer caso tenemos un rico cocido estilo madrilenio en medio de la mancha: Restaurante el Jucar, en la inolvidable localidad de Añover de Tajo. cocido completo, porqué no. no hay dolor. tampoco hizo falta terminarlo del todo por si acaso. estaba delicioso principalmente en verduras y garbanzos. sin olvidar la sopa. la chicha correcta sin más. ojito al detalle del mantel de papel.
por otro lado tenemos una paradiña camino de Compostela. Esta vez el pit-stop fue en A Gudiña, en Orense. Nada más entrar en Galicia. pero no en los mesones del principio viniendo de Madrid. sino en el interior: A chaqueta de Lá.
el tema era echar un bocata y tirar carretera y manta. la carta de bocadillos me recordaba a la mejor tradición bocadillera de Zaragoza: ricos, elaborados, buen pan y generosas proporciones. (de la que parece que naide lejos del ebro oyó hablar?!)
he de decir que sospechaba lo que esperaba en destino, con lo que traicioné mis principios y pedí una deliciosa ensalada de canónigos, cecina y queso. (lo pueden pronunciar al leer con un pijo acento de petarda de capital). esa decisión tuvo sentido en la cena.
los bocatas: pollo, queso y pasas con cebolla caramelizada. Eso mismo dije yo, y estaba buenísmo.
Cenina y queso con aceite aove. y el último de pincho de ternera con pimientos y queso de la zona.
ahí los tienes. gózalos.
los bocatas:
p.d. una sorpresita zaragozana fuera de concurso. (no está en carretera pero fue zona industrial, años ha)
El bar Angel, en el Picarral con un mítico bocata de la casa con longaniza y huevo. ahí lo tienes, si puedes.
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